miércoles, noviembre 25, 2009

Cuaderno de notas, ca. 1998

—Hay nombres que designan cosas que no existen, que nunca han existido.

—Ya. Como los taxistas.

—No, no, no. No son cosas o seres imaginarios, ni cosas que dejaron de existir. Son las que no existen, que son nada, pero que nos creemos o queremos creer porque, al parecer, alguien articuló un nombre sobre el vacío y no hemos hecho más que tratar de llenar ese nombre de significados, pero todos arbitrarios o absurdos. Estoy pensando en el amor y esas cosas.

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