miércoles, mayo 16, 2007

Los créditos del mundo

Se apagan las luces la última vez, cada una con su demora de miles o millones de años. Hay un instante de oscuridad absoluta y comienzan a correr créditos. Alcanzamos (bueno, ya no estamos pero especulemos) a preguntarnos quién habrá hecho qué, suponiendo, como hasta ahora, que o bien se trató de la obra de uno solo (¿Uno Solo?) y esta va a ser la lista de créditos más aburrida de todos los tiempos, o bien de dos, y con eso lo máximo que podemos esperar es la sorpresa de haber acertado o no. Muy seguramente la banda sonora, al menos en los mejores momentos, y con ella tal vez la coreografía, hayan sido hechas por el de la mala fama (al menos es quien la ha tenido por más tiempo, aunque hacen méritos por empatarlo). Como es posible que haya metido mano en los mejores diálogos. Habrá que preparar los tomates para el que se hizo cargo de la edición, si se puede decir que se hizo cargo. Los efectos especiales, digámoslo, han sido demasiado dramáticos, como si cada segundo fuera una escena de Los diez mandamientos o qué se yo. La historia, además, es en exceso patética, y los protagonistas dejan mucho que desear: siempre ha sido evidente que su calidad de estrellitas ofusca su desempeño o la mejor identificación con sus papeles, o incluso de sus papeles. Las palmas, todas sin la menor duda, se las llevan los extras: ellos son el verdadero espíritu de este cuento. Pero por supuesto, no todos van a ser mencionados.

Fragmentos de diarios apócrifos (2)

[Las dos entradas con este nombre están aquí por, o para, una amiga a la que los diarios conflictúan. Entendiéndola, espero que esto la anime a escribir el suyo.]

Lunes 14 de mayo:
Ayer fue domingo. Trece. El sábado no parecía anticipar tamaño portento.

Martes 15 de mayo:
De seguir las cosas así, parecería que mañana corresponde un miércoles, muy posiblemente 16. Es extraño este mundo que nos tocó y que, al parecer, es lo único que nos toca, pues nadie más se ve interesado en atender a nuestras preguntas.

Miércoles 16 de mayo:
Es demasiado, no lo puedo soportar más. El increíble azar del tiempo en esta ciudad ha hecho que comience a temer por mi cordura.

I'm not OK

feeling scared today
writing: I am OK
a hundred times
the doctor said
I am OK
I am OK
I'm not OK
—Eels, "Electro-shock Blues"

martes, mayo 15, 2007

Fragmentos de diarios apócrifos

13 de mayo, noche. Esta tarde caminé por la Avenida Suárez Verdi tarareando una canción que me sé a medias y que resultó ser la misma que cuatro cuadras más adelante tocaba un ciego en un acordeón con un sonido misteriosamente francés. Acordeón nacional de sonido importado, pensé. El sentimiento de extranjería se acentuó entonces y con él ese comodín fastidioso y obligatorio que es la no pertenencia. Me sentí dispuesto a regalarme a la primera persona con quien se cruzaran nuestras miradas con tal de deshacerme de ella y ser un alguien en algún lugar, así fuera encima de una repisa o del hogar y bailando con porcelanas infulares hasta llevarlas al borde y atormentarlas un poco o mucho con el suelo allá abajo, o no atormentarlas sino pasar de una vez al sadismo irresponsable de desbaratar casa ajena (quién los manda) comenzando con una invocación a la escoba y el recogedor. Pero la fantasía se desvaneció sin sonido de burbuja plateada que estalla y yo mientras tanto había avanzado dos cuadras más. Paso lento y sin ambición, a paso lento y sin ambición, a un paso lento y sin ambición.